Manuel

Ayer Manuel cumplió 18 años. Este año se irá a estudiar fuera, le pedí escribiera una entrada para el blog, esta:

Hoy me he dado cuenta de que este momento de mi vida representa un punto de inflexión, un cambio, una nueva experiencia. A partir de ahora se abren ante mí un abanico de posibilidades que, si fuera posible en mí, me darían miedo: Desde ahora empiezo a jugarme mi futuro y tendré que empezar de cero nuevas amistades lejos de casa.

Pero hay algo que no puedo dejar de hacer un día como hoy, y es mirar al pasado para plantearme si he hecho bien, y me doy cuenta que, además de ser un tío cojonudo, he tenido cierto reparo en enfrentarme a algunos momentos de la vida. No sabría explicar porque no me enfrenté a la vida sin temor.

También he de decir que, desde mi punto de vista, las alegrías de la vida no me parecen suficientes para contrarrestar los sufrimientos que estos conllevan, porque la felicidad es efímera mientras que el dolor se te queda grabado por siempre. Yo nunca elegiría volver al pasado porque eso supondría desatar cosas que ya até con sudor y sangre.

Muchos días, antes de irme a dormir, me planteo: ¿soy feliz? Y debo responder con sinceridad que yo no me considero feliz. Más tarde me pregunto: ¿qué más necesito para ser feliz? Nada, tengo todo lo que necesito y no quiero más. Ahí no termina todo sino que más tarde pienso que si yo no soy feliz ¿quién lo es?¿nadie?¿o es que yo no sé ser feliz?.Verdaderamente,¿tú piensas que eres feliz y deseas que cada momento de tu vida sea eterno? No lo creo. Solo somos felices cuando no pensamos. Manuel