sábado, 7 de mayo de 2011

La llamada de la Beatificación

Cuando el sábado por la noche recorríamos las calles de Roma me preguntaba que era lo que más nos impulsaba para estar allí. En mi caso era agradecimiento, pero también la Gracia que se desbordaría en aquel día. (...poco original por mi parte).

Para los jóvenes fue "su Papa" y por eso inundaron Roma. Se veían a miles entrando en las Iglesias que permanecieron abiertas toda la noche ... Roma abrió todas sus Iglesias con el el Santísimo expuesto para aquellos adoradores multicolores cuyo recogimiento me fascinó.


Y los niños?. Había adolescencentes pertrechados con mochilas y sacos y niños, que en grupitos igual vestidos recorrían las calles de Roma ¿qué les movía?., si apenas tenían raciocinio cuando murió JPII…! pues allí estaban dispuestos a aguantar lo que fuera chocando con sus mochilas con los que andábamos más despacio. Creo que ellos acuden a la llamada de Benedicto XVI. Quizá sus padres, nuestra generación, no lo ha hecho tan mal, quizá les hemos enseñado a amar al Papa.
Roma era distinta, un hervidero de gente alegre, distintos unos a otros, africanos cantando y bailando, curitas jóvenes con sotana, ancianos, niños... era casi imposible aproximarse a la Plaza de San Pedro, hubo momentos en que no se podía avanzar ni retroceder, casi sin espacio para respirar, pero nos reímos como nunca y rezamos, ¡lo pasamos genial!.

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