LAS EDADES DEL MATRIMONIO

Había prometido a LV seguiríamos hablando del enamoramiento y... me tocaba

Nuestro cuerpo es el vehículo de entrega para expresar nuestro amor y se expresa de manera diferente según se trate de unos amores u otros.

A diferencia de los amores de amistad o caridad, el amor conyugal nace de nuestra carne enamorada y crece hacia la unión completa, aquella que involucra la totalidad de la persona. No podemos olvidar que el amor conyugal es un amor natural, que esta inscrito en la naturaleza humana a modo de inclinación a la unión con el otro sexo con el que nos complementamos.

Entendemos, por ello, la necesidad de que exista la atracción sexual en el enamoramiento, esa atracción que sintió Adán cuando reconoció a Eva como complementaria y única capaz de liberarle de la soledad que padecía (no sabía el pobre lo que le esperaba).

Pero esta inclinación natural a la unión persigue algo más, mucho más: la coposesión de los cuerpos es el vehículo a través del cual se consigue la unidad de los espíritus.

La atracción puede no surgir la primera vez que vemos a nuestro amado ya que no se basa en un cuerpo perfecto, ni en unas facciones suaves o rudas; se despierta quizá por la sonrisa, la dulzura de la mirada... pero, en cualquier caso, se manifiesta en un deseo de estar al lado del amado, un anhelo de contacto físico, psíquico y espiritual con él.

Aunque entre los cónyuges exista también un amor de amistad, su amor tiene un lenguaje propio: la comunicación sexual y debería ser exclusivo del matrimonio porque solo es un auténtico lenguaje personal si a través de la entrega del cuerpo se entrega la totalidad de la persona del amante, por eso el "soy tuyo para siempre sin condiciones" es el sine qua non de la verdad del acto conyugal.

Consiste en entregarse personalmente y acoger al otro, y no en jugar con la sexualidad como si se tratara de una baraja o unos dados porque no somos un objeto manoseable y si así nos tratan, si así nos tratamos, nuestro espíritu, que está inseparablemente unido a nuestro cuerpo, se resiente.

No olvidemos que hablamos de un primer momento, del arranque del amor conyugal, pues a lo largo de la vida, el matrimonio se debe de adaptar a las circunstancias particulares de cada uno. Si la unión entre los cónyuges se ha consolidado resiste vientos, mareas, tempestades, conservándose y restaurándose continuamente, pero si esa atracción no existió en el origen, el matrimonio se resiente, puede surgir la sospecha de por qué te casaste conmigo y... las sospechas son malas compañeras en la vida matrimonial