Partimos de que el enamoramiento es la primera estancia del amor conyugal, pero no es la culminación ni siquiera el cénit, sino el comienzo de un proceso amoroso cuya última estancia es la unión.
A medida que los amadores se adentran en ese proceso amoroso se van llenando del otro. En este sentido, yo soy el varón que llevo dentro -Luis-, porque él ha extraído mi feminidad para completarla con su masculinidad... y viceversa. No me pongo de ejemplo, solo estamos adentrándonos en ese proceso. A mi me sirven de faro esos matrimonios muy mayores cuyas miradas se iluminan cuando ven al otro.
La inclinación natural hacia el otro sexo, está grabada en nuestra naturaleza para posibilitar la unión de los cónyuges en "una sola carne", involucrando a las personas de los amantes en una realidad nueva y distinta de cada uno de ellos: la realidad de "lo nuestro", a la que dan vida sin perder su individualidad. Para que nazca ese " lo nuestro " es preciso cumplir las normas de funcionamiento del matrimonio, Si reducimos la sexualidad al solo uso del cuerpo quizá consigamos una excitante y placentera relación pero terminaremos destruyendo nuestra capacidad de amar al tiempo que veremos decrecer la excitación y el placer.
Muchos "expertos amadores" (... las típicas parejas de temporada de las revistas del corazón...) solo se limitan a usar un cuerpo con codicia, evitan aceptar la persona del otro y no inician el proceso de amar, surge inevitablemente la insatisfacción de ver que su feminidad o masculinidad permanece incompleta. Reiniciaran nuevas relaciones creyendo que el amor no es más que bioquímica y suerte.
Creo que no se trata de un problema de imaginación, como decías Guerrera, sino de unión. Al varón y a la mujer le atrae el cuerpo de la persona que ama y aunque físicamente se deteriore nunca dejara de atraerle porque ve en ese cuerpo la persona que le llena, que le completa.
Al principio del matrimonio el cuerpo -bien usado- arrastra al alma, con el tiempo el alma -bien alimentada- arrastra al cuerpo y el deseo por el otro nunca se apaga.
Me encanta tu blog. Sigue asi!!
ResponderEliminarDe acuerdo en todo, sobre todo con las tres últimas frases que hacen de recapitulación de todo el comentario.
ResponderEliminarUn saludo!
¡Qué gusto lo bien que lo explicas! ¿No te has planteado escribir un libro sobre amor conyugal y familia?
ResponderEliminarBesos.
¡Qué bien lo dices todo! ¡Qué ejemplo para tus diez vástagos!
ResponderEliminarUn afectuoso beso.
Me parece una gran explicación. Pienso que igual que el amor permanece, el deseo también, pues a través del cuerpo expresamos ese amor.
ResponderEliminarGracias por contestar cielo y por explicarlo tan bien, esto nos sirve a los demás para argumentar cuando salen estos temas por ahí, y también para crecer en esperanza.
ResponderEliminarMe ha parecido definitivo el tema de seguir deseando a la otra persona siempre porque vemos en ella a la persona que nos completa.
Besazos!
Es un verdadero lujo contar con blogs como el vuestro dando un verdadero testimonio de lo que es el amor y de como se vive en familia. Gracias de corazón.
ResponderEliminarOs invitamos, si no lo has habéis hecho ya, a que participéis en la encuesta-compromiso de oración que hemos subido al lateral del blog, y también a que la difundáis desde vuestro espacio para que seamos muchos blogueros unidos en la oración por el Santo Padre y el éxito de la JMJ 2011.
Muchas gracias, un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe ha gustado la entrada.
ResponderEliminarHe vuelto del exilio, con muchos segundos maravillosos.
Un abrazo muy grande a los dos. Y aprovecho para agradeceros la amistad y los consejos. Me encanta haberme encontrado con vosotros en el blog.
Me apetecía decíroslo.
Edurne.
PD: Me equivoqué en el comentario anterior y lo borré.
Siendo como es tan clara la explicación, creo que lo que lo hace más convincente es ver que lo has hecho realidad.
ResponderEliminarMuchas gracias por escribir. No te canses.