NO SONRIA, POR FAVOR

Este 2008 decidimos pasar un fin de año tranquilo. Una estancia de dos noches en un balneario de Orense fue el lugar elegido, se ajustaba al presupuesto de crisis.

La expedición estaba compuesta por dos matrimonios y sus 17 descendientes (hermanos o primos). 

Desembarcamos el mismo 31 y como ya habíamos comunicado por email los ocupantes de cada habitación la operación fue rápida. Mientras los padres nos asentabamos con calma, los jóvenes bajaron a las instalaciones del balneario provistos de bañadores, chanclas, gorros, según estaba establecido. En breve los menores de 13 años volvieron porque las normas establecían que los niños solo podían utilizar las piscinas de 19.30 a 21 horas. No hubo protestas, entre ellos  se llevan muy bien y se quedaron, hasta la hora autorizada, jugando con juegos de mesa que habían llevado. Al poco tiempo los mayores un tanto disgustados comentaban que según salieron del vestuario uno de los cuidadores de la piscina les advirtió "eso no". Solo caminaban sonriendo hacia las instalaciones y ¡no habían hecho nada!. Los ojos del personal del balneario se clavaban en ellos esperando que incumplieran alguna norma...  ¡Mamá no se puede sonreir!, 

No hemos recibido nunca quejas de profesores, directores ni vecinos respecto a ninguno de los integrantes del grupo; por el contrario son chicos que nunca plantean problemas de comportamiento. El propio Miguelín se quedó "helado" después del bolazo propinado a su padre, que participaba en la guerra de bolas de nieve que visteis en el vídeo; no podía imaginar que no se apartara cuando estaba precisamente enfocando.

La cena de fin de año fue espectacular, imposible de superar, y el ambiente muy agrabable, pero, la mayoría de los ocupantes del balneario -aproximadamente de mi edad- permanecían serios y distantes en sus mesas; con cierto aire de nostalgia, quizá añorando tiempos mejores., resignados a "divertirse" se habían engalanado aquella noche y apenas si cruzaban palabra con sus acompañantes. Nuestras risas eran entonces bienvenidas, pero fuera de aquella gala, acabado el baile, todo estaba rodeado de una estricta seriedad. En mi oficina el clima es mas distendido y el trato igual de correcto pero más grato, ¡sonreimos!.  

Sé que mi España sigue siendo tan alegre como siempre, serán estas fechas que  a algunos entristecen hasta el punto de convertir una sonrisa en una agresión.

De todas formas lo pasamos muy bien.

¡FELIZ AÑO, amigos!.