MI PRIMER SANTIAGING

Hacía algún tiempo que buscaba alguna actividad para compartir con Fernando y acortar algunas distancias que su incipiente "acne" amenazaba como irreversibles. Tras un proceso de selección, descartamos el "rafting" y otros "...ing"; optando por practicar el que nos parecío el más IN de los "....ing": El "SANTIAGING"!. Atravesar Galicia en bici por un itinerario idílico lleno de albergues gratis, y al final dar un abrazo al Apóstol no tenía ningún ingrediente despreciable (comeríamos en algún Macdonalds o Pizzeria).

Lo que no sospechaba era que esta valoración iba resultar desbordada, "la coña" humillada y los objetivos más que superados (buscaba un charco para darme un baño y me encontré con el mar). Algo me había advertido Elvirina aplicando al camino la cita: "No sois vosotros quienes me habéis elegido a mi, soy Yo quien os ha elegido a vosotros"...

Y asi lo ví cuando entramos en Santiago, de vuelta en el autobús... He tratado muchas veces de explicarme donde está el secreto. En que momento fui "alcanzado". Que "algo" era ese que nos mantuvo tan sumidos, tan de acuerdo sin pronunciar palabra. Quizás la primera señal de ese algo especial es que al momento de incorporarte al camino te sientes fuera de juego (casi ridículo), momento en que te sorprende todo lo que después te descorazona de que no sea asi siempre; sorprende lo absortos que van "tus vecinos de marcha" .... como embobados siguiendo una estrella. Y es que es necesario por lo menos una jornada para incorporarte, para romper ese circulo apretado hecho a base de dar todo el dia vueltas sobre ti mismo, sobre tus mismas cosas ... ponerte a andar y conseguir hacer de ese circulo una línea... un camino!. Creo que para mi esto sucedió con la subida del Cebreiro. Fue ... brutal, nunca había hecho un esfuerzo tan grande, me acostumbre al sabor salado del sudor que incluso terminó por irritarme los ojos.

Al dia siguiente con la sonrisa de la mañana una euforia desbordante me confirmó que el circulo se había roto: La bici, el camino y la frescura entre los árboles habían sustituido completamente a todas las preocupaciones, a todos los temas pendientes;... ya TODO consistía en ... seguir la estrella!. Y viendo que Fernando me esperaba arriba de todas las cuestas, recorrimos más de 100 Kms.

En ocasiones el camino se estrecha y penetra en bosques con una vegetación tan frondosa que en un mediodía de agosto no hay luz para hacer fotos, hay sitios en que hay que pasar de costado, agacharte, o coger la bici en brazos... Es como la vida misma, incluso tiendes a pensar que de tan puro selva eres el primero en estar allí, Cuando realmente, en ese momento, eramos los últimos ... siglos de cristiandad nos precedían, como también nos ha precedido en su paso por la selva urbana. Y sentí que ella -la cristiandad entera- gritaba animandonos a no tener miedo a ningún Cebreiro: romper el circulo y hacer camino... por muy urbana que sea la selva o por muy selva que sea la vida,... pasamos haciendo camino, en la seguridad de que era yo era el último (Fer siempre iba delante), pero lo había descubierto.