En continuo movimiento

A mi manera de ver, la vida es un PROCESO, el proceso de madurar: la búsqueda de la verdad.
Y es que, cuando menos te lo esperas, adviertes en los ojos de quién creías conocer una extraña luz; como un vapor que se escapa por el calor de las aguas, de las cuales, ese conocido desconocido es el manantial.
Y es que,lo que mejor define a una persona es su propia identidad.
Es un verdadero privilegio que te invite a compartir su intimidad.


Pero hoy en día, no existe criba alguna, y parece que todo lo que se toca se puede sentir desde lo profundo. Todo parece tan cierto...
Los sentimentalismos imperan, y la nostalgia mantiene al hombre anclado a su pasado, deteniendo así el proceso.

Se cambia el patrón de conducta: de lo que puede ser (y aún no es), a lo que pudo haber sido (y no fue), como quién contempla una obra de arte que ha sido destruida y entiende que ésta fue o pudo haber sido hermosa, e intenta recrearla para poder verla.
La imagen en su cabeza nunca es perfecta, y evadido de la realidad es como desaprovecha su tiempo.

Nos quieren hacer ver que si vives lo que sueñas ya no es sueño, sino vida, y es mentira, porque vives en un sueño.

La verdad es como el agua, que fluye, perdiéndose entre mis dedos, y no la puedo atrapar con mis manos (y aun así me empapa).
Hay que encontrar la fuente de la que emana, y esa es la luz que ilumina el camino.

La verdad está en el otro, y quién la busque por si solo corre el riesgo de rebajarla a lo que él está limitado.