lunes, 11 de agosto de 2008

SONRÍEME


Antonio, tío de Luis, vivía en el mismo edificio que nosotros, dos pisos mas arriba. Murió hace año y medio, a los 75 años, después de una larga enfermedad que le fue consumiendo poco a poco. Hará cuatro o cinco años, en una fase aguda de la enfermedad, propusimos a la tía María del Carmen, su mujer, que bajara a cenar para “ventilarse un poco”. Aunque no tuvieron hijos, la tía, que tiene un inmenso corazón de madre, entiende muy bien a los niños y a los jóvenes y disfruta con ellos. Yo no había tenido antes mucho contacto con los tíos, pero siempre me había sentido atraída por el humor del tío y la sonrisa acogedora de la tía.
La intención, en un principio, fue “arrimar el hombro” y apoyar a la tía. Retrasamos la hora de la cena para esperar a la cuidadora que ayudaba a la tía por la noche y también se retrasó la hora en que los pequeños iban a la cama. De vez en cuando, alguien se quejaba de que cenábamos muy tarde, pero, en cuanto le explicaba que la tía no podía venir antes, desistía de adelantar la hora.
Poco a poco, nos dimos cuenta de que la tía era un regalo. Las tertulias se alargaban y la tía nos ganó a todos. Luisín a los siete años explicaba a un amigo que la tía era su abuela, pero la llamábamos tía porque era tía de papá. Hace unos días, Ana, de seis años, se quejaba de que no la dejábamos coger ni cambiar a Elena, de un mes, y exclamó enfadada: ¡una tía no sirve para nada!. “¿Cómo?”, le respondí; “¿no juega la tía juega contigo, te da cariño, te ayuda, te comprende, te sonríe...?”

Transcribo a continuación una carta de la tía, para que os deis cuenta de que es un auténtico regalo:

“Siempre me gustó sonreir y mirar a la gente con gesto alegre, aunque la procesión vaya por dentro. Creo que cada uno ha de cargar con los pesares que la vida le depara, sin involucrar a las personas que son ajenas a ellos.
La sonrisa es como un rayo de luz que ilumina la cara, pero nuestros ancianos, enfermos de diferentes males seniles, no saben sonreir. Es como si tuvieran paralizada la boca y el alma.
Yo a mi enfermo le digo: “Sonríeme”, y el hace un gesto intentándolo, pero apenas lo logra. Es una pena que el mas bello atributo del ser humano se convierta en una mueca.
No sé como llegamos a esto. La enfermedad entró solapadamente en nuestras vidas. Mi enfermo, que había sido una persona simpática, alegre y con gran sentido del humor; poco a poco se fue volviendo huraño, agrio e irritable.
Durante mucho tiempo no achaqué esto a la enfermedad, simplemente creía que la vejez lo había cambiado. Hasta que llegó el diagnóstico: Alzheimer.
Quiero recordar lo que sentí, no sé, quizá lo primero fue aturdimiento y luego dolor, un dolor tan grande que te hacía desear la muerte.
Me preguntaba: ¿Por qué a él?. Pero reflexioné: ¿Y por qué a él no?. Esto nos puede pasar a cualquiera. Y me dije que tenia que seguir adelante porque el me iba a necesitar mas que nunca. La vida nos había dado cosas buenas: nuestro mutuo amor, una familia maravillosa, incomparables amigos... Ahora era el momento de afrontar lo malo..
Y aquí estoy, viviendo de recuerdos que me reconfortan, porque me hacen ver que también hubo alegrias en nuestro caminar.
Se que tengo una misión que cumplir, y es que mi enfermo sea lo mas feliz posible.
Así que sigo sonriendo porque a él no le gusta ver lágrimas ni caras raras, sólo quiere que esté alegre, y yo intento contagiarle la alegría de vivir.
Hay una frase que dice: “Si alguien no tiene una sonrisa, regálale una de las tuyas”. Pero ha de ser una sonrisa sincera, sin fingimientos, porque: “Sonreir no es enseñar los dientes, sino mostrar el alma” –
María Jesús

7 comentarios:

  1. Efectivamente Maria Jesús, así es, la sonrisa es compartir la bondad del alma, y por eso no se puede fingir, porque la bondad no se puede fingir, eso es algo que sale y da luz a la persona que tiene ese don. Menudo ejemplo el de vuestra tía, así se entienden muchas cosas. Me ha encantado conoceros, no os podéis imaginar hasta que punto habéis sido un testimonio.

    Un abrazo desde la Isla.

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  2. Que maravilla de persona. Ojala todos tuvieramos alguna persona así cerca de nosotros. Lo cierto, es que cada que en la vida llega un problema, una contrariedad, o un desastre, Dios nos regala una lección, nos regla una oportunidad para mejorar y ser más felices.

    Ahora que estamos en España con debates sobre el final de la vida es muy adecuado un testimonio tan bello a favor de la vida.

    Muchas gracias por tu post.
    saludos

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  3. Este tipo de testimonios me parecen de un gran valor, que nos enseñen a respetar la vida, aún cuando nos podría complicar la propia vida.

    Saludos

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  4. Realmente esa enfermedad es muy dura, aunque como dice tu tía...todo el mundo tiene cosas que le hacen sufrir y debe afrontarlas con serenidad, intentando dar lo mejor de uno mismo, y sabiendo que en realidad, cualquier cosa puede ocurrirnos en cualquier momento.

    Yo a mi alrededor tengo varias personas queridas con padres enfermos de Alzheimer o Demencia Sénil, a mi me aterra, porque es cierto que pierden toda su identidad y se convierten en personas diferentes, hacen la convivencia muy difícil y para la familia es tremendo, se ve un sufrimiento atroz.

    Yo siempre les digo que a pesar de todo no están solas y que Dios les lleva siempre a hombros "como en alas de águila", que no se desesperen y que piensen que aunque la enfermedad se prolongue, es un trago corto comparado con la Eternidad.

    Esto puede quedar un poco "pío" dicho así...

    Pero realmente pienso que Dios nos ama por encima de todas las efermedades, carencias y circunstancias...por eso todo ser humano tiene dignidad, esté como esté. Si me preguntan qué es la Vida Eterna...quizá diría que descubrir este Amor...aquí, en vida...

    Si lo descubres, todo se ilumina y la óptica de las cosas cambia, por eso, al leer el testimonio de tu tía pienso que seguro que había descubierto este gran tesoro y que la luz que parece irradiar, os llega a todos de alguna forma.

    Un beso a todos, nos veremos en Septiembre, espero, porque yo me voy el sábado de vacaciones...me despediré en el blog el fin de semana.

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  5. Hola Maria Jesus y Luis teneis un premio en mi blog esperando.

    UN beso.

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  6. Querida María Jesús, ¿Luis me ha mandado un correo?

    Un saludo

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  7. Puff,hoy es el primer día que os leo,gracias a vuestra entrada en mi blog.Hace ya dos horas que entré y aqui sigo jajaja.

    Bueno en este post quiero que sepais que he llorado,pero esque ya estaba sensible con todo lo que os he leido.

    Me encanta esa tia vuestra,sobretodo por su manera de hablar de su marido "mi enfermo".
    Cuidarla mucho.Es un regalo que despues de una vida en comun aún os ameis tanto para conseguir encontrar una sonrisa ante una enfermedad tan cruel.
    Abrazos.Cris

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