sábado, 28 de septiembre de 2013

Hace un millon de años

 Querida Mori:

Conocí a Luis en octubre de 1976, en la Complutense. Nos unió el que ambos éramos de León. Ninguno de los dos era noviero y yo ya estaba harta de amigos en teoría muy intelectuales pero bastante "pegajosos".

Ni pensaba en príncipe azul ni tenía ninguna necesidad de complicarme la vida pero, si hubiera tenido un tipo, probablemente ese no sería Luis.

Me gustaba su sencillez, su naturalidad y sentido humor, muy lejos de los dramones que se estilaban en mis años jóvenes. 

Fui comprobando que tenía mucho más fondo que el que aparentaba en una primera impresión. Me maravilló su fe, que abrió un nuevo horizonte desconocido para mí hasta entonces. No se trataba de datos aprendidos para provocar admiración, sino de una verdad que había interiorizado y que daba sentido a su vida. Su correspondencia con esa Verdad me enamoró (y me sigue enamorando su intento de responder a ella). 

No es que fuera un hombre fuerte, notaba sus luchas, su fragilidad... Entendí que el respeto con el que me trataba era mucho más que un comportamiento hacía mi, respondía a su ser interior, a su respeto hacia sí mismo. 

No soy romántica pero procuro ser auténtica. Creo que sólo se puede ser fiel a los demás si se intenta ser fiel a uno mismo y para ello hacer falta "ser".


2 comentarios:

  1. "El ser es y el no ser no es"
    Es de Parménides y cómo me reí en COU cuando se la escuché al profesor de Filosofía. Pues bien, desde hace años y hasta el día de hoy, es mi favorita premisa mayor y menor.
    "Ser o no ser, he ahí la cuestión"
    W.S.

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  2. Cada pareja es un mundo. Está claro que funcionan porque los dos se empeñan. Porque yo os veo " no raros- particulares" y la forma de decir las cosas tan de " sopetón" da hasta miedo. ¿Y si añadimos un poco de romanticismo, eh?

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