Hemos vuelto a salir con los perros y con la máquina de fotos a saborear el otoño.
Hoy me he dado cuenta de que la necesidad de contemplar la belleza se desplaza con los años. Se pierde interés por el diseño de los objetos al tiempo que se despierta una necesidad por contemplar la naturaleza.
Hay que estar alerta porque las creaciones humanas encierran un interés egoísta que nos manipula para forzarnos a su ser y a su continuidad. No ocurre así, sin embargo con la armonía de los paisajes. Puedes contemplar como se desprenden de sí mismos volviendo a retomarse distintos, nuevos... vivos, no se imponen ni se exhiben en escaparates, se dan a la Belleza escondida, por esos hay que salir en su buscaqueda en su momento.
Incluso la música me resulta sospechosa comparada con los sonidos de la naturaleza.
A mí los paisajed de otoño me encantan. Por desgracia aquí el otoño no se nota. Las palmeras no son buen ejemplo de hoja caduca...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. En donde esté la nauraleza, que se quite lo construido por el ser humano.
Besos