jueves, 28 de abril de 2011

AUTORIDAD - AUTORITARISMO





El tema de la autoridad me ha interesado desde siempre. Y es que el autoritarismo de mi padre me desconcertó de niña, me desesperó de adolescente y me apenó de adulta ...por como acabó. Lo cierto es que terminé descubriendo que el autoritarismo no lleva a buen puerto, especialmente a quien lo ejerce.



Mi padre reconocía que sus padres no habían corregido sus extravagancias de adolescente y se propuso que a nosotros no nos faltaran bofetadas y así fue. En cierta medida le diculpé porque su intención era buena: conducirnos por el mejor camino, a costa de lo que sea (bofetadas). Era una sensación entre pena y rabia porque a mi padre le gustaba "dialogar" conmigo y a mi me hubiera gustado pero pocas veces me atreví a llevarle la contraria. Al menos aprendí a callar pero nunca deposité mi confianza en él, aunque era un buen hombre y me quería.



Acostumbrado a la apariencia de obediencia, mi padre montó en cólera cuando anuncié que me casaba con Luis. No tenía nada contra él, había admitido que entrara en casa como compañero de facultad, pero "¡aún no me había autorizado a salir con chicos!" -me dijo-. Yo tenía casi 24 años y estaba acostumbrada a sus exigencias y su inflexibilidad, así que, con la bendición de mi madre -que fue madrina- nos casamos y él no asistió a la boda. Poco después reanudamos relaciones, no podía ser de otro modo, aunque aún hubo más "historias" que seguiré contando.



El nervio de la autoridad no está en la fuerza -como es el caso del poder- porque no se impone. La autoridad la otorgamos libremente, necesita que nos convenza, que nos gane, y se mantiene gracias a la autenticidad y coherencia de quien se la ha ganado.



Quisiera seguir con el tema ya que es la materia que tengo que desarrollar para un trabajo que me han encargado. Ademas el asunto e más delicado en la relaciones padres-hijos




8 comentarios:

  1. Me parece clave esta frase: "La autoridad la otorgamos libremente, necesita que nos convenza, que nos gane, y se mantiene gracias a la autenticidad y coherencia de quien se la ha ganado."

    Muchas gracias.

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  2. Está claro. La autoridad no la impones, te la dan. Besos familia

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  3. Yo respeto mucho a quien sabe tener autoridad, pero no al autoritario. Detrás de una persona autoritaria se encierran muchos problemas y complejos, normalmente.

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  4. Te digo una frase muy sencillita al respecto que utilizamos en la Escuela de Padres: "autoridad = poder + saber", "autoritarismo = abuso de poder sin saber", "amiguismo / coleguismo = abuso de saber sin poder"

    Un beso.

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  5. Todo tiene un por qué. Seguro que tus hijos disfrutan por ello ahora más que el doble... y tú!
    No le justifico.

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  6. Uf, es muy interesante. Seguiré el tema con atención cuando haya más entradas sobre él.

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  7. Efectivamente, opino como tú, la autoridad no puede ser algo anárquico sino algo que se ejerza desde la absoluta responsabilidad ofreciendo tu testimonio de vida en coherencia con lo que exiges a tus hijos.

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  8. Estoy con Santi. La autoridad se recibe. Pero para mantenerla hay que saber ser un pelín autoritario.
    Hay quien no sirve.
    Me alegro de saber de tí
    Yo:
    Estoy de vueltaaaaaaaaaaaaaaaaa!!
    Besos

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