domingo, 18 de julio de 2010

FRACASOS MATRIMONIALES


Querido Suso: Tu comentario es interesantísimo, aunque no estoy de acuerdo con que los separados de hoy sean para los católicos los leprosos de antaño, salvo para los que tengan en sus ojos una viga tan grande que les impida ver completamente la realidad.

Entiendo tu dolor. Mi primera infancia trascurrió con mis padres separados y he vivido la separación de mi único hermano, declaré en la anulación de su primer matrimonio por temor reverencial a mi padre. Como veras en mi circulo próximo, experiencias negativas: todas.

Mientras la Iglesia no admita los matrimonios civiles entre bautizados tiene que celebrar los matrimonios que soliciten los católicos aunque -estoy contigo- muchos de ellos tengan indicios de nulidad. A mi, personalmente, me gustaría que cambiara de criterio, pero supongo que si no lo hace es porque tu y yo estamos equivocados.

Me pasé cuando afirmé en el post que la culpa del fracaso matrimonial es exclusivamente de los contrayentes porque siempre influye la educación, el ambiente, por no hablar del engaño, la ignorancia invencible... Lo que es cierto es que cuando nos casamos debemos tener muy claro que no se solucionan los problemas. Si una chica es neurótica, lo más probable es que su problema, lejos de curarse, se agudice; si el varón es violento o mujeriego no va a dejar de serlo por el solo hecho de casarse. Las enfermedades, los vicios, deben curarse antes, o saber que el matrimonio no es su medicina.

Por otra parte, me exasperan las jovencitas o jovencitos que consideran que en algún lugar del mundo hay una persona expresamente creada para ellos y solo se trata de encontrarla. Por supuesto que puede ocurrir el milagro, pero me parece un poco incompatible con el exquisito respeto a la libertad del hombre por parte de Dios, que ha creado a cada hombre y cada mujer capaces de complementarse con muchos del otro sexo para permitir que cada uno elija y diseñe su propia vida. Por supuesto, nadie se puede casar con alguien que no le atraiga sexualmente. El enamoramiento es el primer momento e imprescindible, pero tiene que evolucionar al amor.

Como planteas el tema en el marco exclusivamente del matrimonio religioso me ceñiré a él.

El matrimonio no es una solución, es una vocación. Los esposos cristianos, que por el bautismo estaban llamados a la plenitud de la vida en Cristo, por la vocación al matrimonio son invitados por Dios a hacer de su vida un camino de santidad cristiana para sí mismos y para quienes les rodean. Y, desde luego, en la vida de la familia, sin necesidad de extraordinarios, vamos a encontrar los esposos situaciones que nos harán recordar que nuestro matrimonio debe tender a ser reflejo del amor de Cristo por su Iglesia y que ese amor le llevó a la entrega en la Cruz.

Mi cruz se llama Luis y algunas veces me resulta insoportable, odiosa, pero es solo durante unos instantes, porque cuando la abrazo con alegría me parece suave, llevadera, incluso maravillosa. También tengo claro que yo como cruz soy insustituible, cumplo mi papel a la perfección, estoy segura de que se salvará gracias a mí.

Tengo prestados TODOS los libros de Medjugorje, pero recuerdo que en uno de Sor Emmanuel (El triunfo del Corazón) uno de los últimos apartados explica este tema. Se titula algo así como matrimonios que resisten contra viento y marea.

Tu y yo también somos Iglesia y cada uno desde nuestra experiencia tenemos que ayudar a que los jóvenes entiendan lo que es el matrimonio. (Se me esta ocurriendo una idea que te contaré en persona).

Las maletas ya están preparadas, curiosamente llenas de peticiones, ¡llevamos sobre peso!, pero como hay barra libre ... y, junto a los razonamiento, ruego a La Gospa que mire a estos jóvenes, ¡que haga el milagro!.

15 comentarios:

  1. Pues sabes qué?

    Que estoy de acuerdo contigo en todo -o casi-. La salvedad que pones a mi opinión sobre los separados en la Iglesia es solo eso, una salvedad, lo que pasa que muy muy muy generalizada. Posiblemente el hecho de sufrirla en primera persona me haga verlo con más sensibilidad, pero es con lo que me he topado, aunque me encantaría decir lo contrario.


    Estoy de acuerdo en todo lo que dices y hasta donde soy capaz, yo entiendo el matrimonio como tu lo describes.
    Sobre Derecho Canónico sé lo justito que me ha tocado empoyarme, pero no entiendo que si una pareja no está preparada, se le permita casarse. Me explico:

    Cuando un adulto quiere recibir un sacramento, el bautismo, la confirmacion o la comunión, se le obliga a recibir unas catequesis durísimas y exigentes durante dos años -mes arriba o abajo-. Sin embargo, cuando un adulto quiere recibir el sacramento del matrimonio, basta con cuatro horas de tarde de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando además, un joven quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y un ministerio -el orden sacerdotal- rcibe de la Iglesia Madre todo el cuidado, formación y amparo que se le puede dar durante siete años antes de recibirlo. Cuando en cambio, quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y ministerio, y que además se somete a una segunda voluntad -el matrimonio- la Iglesia se ocupa de él cuatro tardes de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando una joven quiere hacer unos votos de por vida, en la vida consagrada, recibe de la Iglesia un periodo de formación y discernimiento que no dura menos de seis años, durante los cuales vive como si fuese profesa, sin serlo. Sin embargo, cuando una joven quiere casarse, recibe cuatro charlas de tarde jueves...

    En Madrid existe una parroquia cuyos cursos prematrimoniales duran todo un año. Es una excepción que confirma esto. Durante esos cursos, de la treintena de parejas que empiezan no suelen acabar mas de veinte, es decir, que unas diez de ellas se dan cuenta de que el matrimonio no era lo que se pensaban.

    Yo estoy un poco curado d espanto y gracias a Dios, el Selor se ha servido de una serie de experiencias para mantenerme muya su vera, pero me da pena ver que hay muchso católicos, buena gente de verdad, que sufre una separación y mientras ve si su vida se arregla o no, se aleja de la Iglesia. Algo no funciona, y no sé qué es, pero sí que sé que no es solo el cónyuge. Insisto, creo que los católcios no nos sabemos casar, y eso es porque no nos han enseñado a casarnos bien.

    Hablando en plata, la gente no se separa porque sea gilipuertas, ni porque sea egoista. En ocasiones hay que ser muy poco egoista para separarse, y mucho para seguir como si nada. Habrá quien sí lo sea, pero no es lo general. Cuando la gente joven se casa lo hace con la ilusión de que sea para bien y cuando se separa, lo hace porque ha pasado algo que les ha superado, porque sencillamente, ni estaban preparados, ni han recibido respuestas a su situación concreta.

    Gracias por la respuesta. Y sobre todo, creo que de todas las fotos que habeis colgado en estos años, esta es la mejor!!!

    Y ya me contarás qué se te ha ocurrido. Estoy deseando!

    Por cierto. Hace un año me vería incapaz de escribir sobre esto. Ya no. Eso es bueno, supongo... gracias por sacar el tema y darme una respuesta!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  2. Pues sabes qué?

    Que estoy de acuerdo contigo en todo -o casi-. La salvedad que pones a mi opinión sobre los separados en la Iglesia es solo eso, una salvedad, lo que pasa que muy muy muy generalizada. Posiblemente el hecho de sufrirla en primera persona me haga verlo con más sensibilidad, pero es con lo que me he topado, aunque me encantaría decir lo contrario.


    Estoy de acuerdo en todo lo que dices y hasta donde soy capaz, yo entiendo el matrimonio como tu lo describes.
    Sobre Derecho Canónico sé lo justito que me ha tocado empoyarme, pero no entiendo que si una pareja no está preparada, se le permita casarse. Me explico:

    Cuando un adulto quiere recibir un sacramento, el bautismo, la confirmacion o la comunión, se le obliga a recibir unas catequesis durísimas y exigentes durante dos años -mes arriba o abajo-. Sin embargo, cuando un adulto quiere recibir el sacramento del matrimonio, basta con cuatro horas de tarde de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando además, un joven quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y un ministerio -el orden sacerdotal- rcibe de la Iglesia Madre todo el cuidado, formación y amparo que se le puede dar durante siete años antes de recibirlo. Cuando en cambio, quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y ministerio, y que además se somete a una segunda voluntad -el matrimonio- la Iglesia se ocupa de él cuatro tardes de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando una joven quiere hacer unos votos de por vida, en la vida consagrada, recibe de la Iglesia un periodo de formación y discernimiento que no dura menos de seis años, durante los cuales vive como si fuese profesa, sin serlo. Sin embargo, cuando una joven quiere casarse, recibe cuatro charlas de tarde jueves...

    En Madrid existe una parroquia cuyos cursos prematrimoniales duran todo un año. Es una excepción que confirma esto. Durante esos cursos, de la treintena de parejas que empiezan no suelen acabar mas de veinte, es decir, que unas diez de ellas se dan cuenta de que el matrimonio no era lo que se pensaban.

    Yo estoy un poco curado d espanto y gracias a Dios, el Selor se ha servido de una serie de experiencias para mantenerme muya su vera, pero me da pena ver que hay muchso católicos, buena gente de verdad, que sufre una separación y mientras ve si su vida se arregla o no, se aleja de la Iglesia. Algo no funciona, y no sé qué es, pero sí que sé que no es solo el cónyuge. Insisto, creo que los católcios no nos sabemos casar, y eso es porque no nos han enseñado a casarnos bien.

    Hablando en plata, la gente no se separa porque sea gilipuertas, ni porque sea egoista. En ocasiones hay que ser muy poco egoista para separarse, y mucho para seguir como si nada. Habrá quien sí lo sea, pero no es lo general. Cuando la gente joven se casa lo hace con la ilusión de que sea para bien y cuando se separa, lo hace porque ha pasado algo que les ha superado, porque sencillamente, ni estaban preparados, ni han recibido respuestas a su situación concreta.

    Gracias por la respuesta. Y sobre todo, creo que de todas las fotos que habeis colgado en estos años, esta es la mejor!!!

    Y ya me contarás qué se te ha ocurrido. Estoy deseando!

    Por cierto. Hace un año me vería incapaz de escribir sobre esto. Ya no. Eso es bueno, supongo... gracias por sacar el tema y darme una respuesta!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Pues sabes qué?

    Que estoy de acuerdo contigo en todo -o casi-. La salvedad que pones a mi opinión sobre los separados en la Iglesia es solo eso, una salvedad, lo que pasa que muy muy muy generalizada. Posiblemente el hecho de sufrirla en primera persona me haga verlo con más sensibilidad, pero es con lo que me he topado, aunque me encantaría decir lo contrario.


    Estoy de acuerdo en todo lo que dices y hasta donde soy capaz, yo entiendo el matrimonio como tu lo describes.
    Sobre Derecho Canónico sé lo justito que me ha tocado empoyarme, pero no entiendo que si una pareja no está preparada, se le permita casarse. Me explico:

    Cuando un adulto quiere recibir un sacramento, el bautismo, la confirmacion o la comunión, se le obliga a recibir unas catequesis durísimas y exigentes durante dos años -mes arriba o abajo-. Sin embargo, cuando un adulto quiere recibir el sacramento del matrimonio, basta con cuatro horas de tarde de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando además, un joven quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y un ministerio -el orden sacerdotal- rcibe de la Iglesia Madre todo el cuidado, formación y amparo que se le puede dar durante siete años antes de recibirlo. Cuando en cambio, quiere recibir un sacramento que compromete su voluntad y toda su vida a una vocación y ministerio, y que además se somete a una segunda voluntad -el matrimonio- la Iglesia se ocupa de él cuatro tardes de jueves, en ocasiones por email.

    Cuando una joven quiere hacer unos votos de por vida, en la vida consagrada, recibe de la Iglesia un periodo de formación y discernimiento que no dura menos de seis años, durante los cuales vive como si fuese profesa, sin serlo. Sin embargo, cuando una joven quiere casarse, recibe cuatro charlas de tarde jueves...

    En Madrid existe una parroquia cuyos cursos prematrimoniales duran todo un año. Es una excepción que confirma esto. Durante esos cursos, de la treintena de parejas que empiezan no suelen acabar mas de veinte, es decir, que unas diez de ellas se dan cuenta de que el matrimonio no era lo que se pensaban.

    Yo estoy un poco curado d espanto y gracias a Dios, el Selor se ha servido de una serie de experiencias para mantenerme muya su vera, pero me da pena ver que hay muchso católicos, buena gente de verdad, que sufre una separación y mientras ve si su vida se arregla o no, se aleja de la Iglesia. Algo no funciona, y no sé qué es, pero sí que sé que no es solo el cónyuge. Insisto, creo que los católcios no nos sabemos casar, y eso es porque no nos han enseñado a casarnos bien.

    Hablando en plata, la gente no se separa porque sea gilipuertas, ni porque sea egoista. En ocasiones hay que ser muy poco egoista para separarse, y mucho para seguir como si nada. Habrá quien sí lo sea, pero no es lo general. Cuando la gente joven se casa lo hace con la ilusión de que sea para bien y cuando se separa, lo hace porque ha pasado algo que les ha superado, porque sencillamente, ni estaban preparados, ni han recibido respuestas a su situación concreta.

    Gracias por la respuesta. Y sobre todo, creo que de todas las fotos que habeis colgado en estos años, esta es la mejor!!!

    Y ya me contarás qué se te ha ocurrido. Estoy deseando!

    Por cierto. Hace un año me vería incapaz de escribir sobre esto. Ya no. Eso es bueno, supongo... gracias por sacar el tema y darme una respuesta!
    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  4. Difícil tema de nuevo puesto que cada cual es cual y tiene sus cadacualcadas.
    La teoría es una, pero la práctica...
    quizás debieran ponerse más duros para conceder licencia para recibir el sacramento del matrimonio.
    es tanta la gente que se acerca a la iglesia una vez en su vida, ese día...
    Pero no soy quien para pedir.

    ResponderEliminar
  5. Me gusta cómo le queda el sombrero a Luis :D
    Me marcho de Interrail, lo mismo nos vemos por algún lado de Europa.
    Un saludo y cuidaos los del 5ºB!!
    Nos vemos a la vuelta,

    Besos!

    ResponderEliminar
  6. soy carmen roa, una de las del 5ºB, y estáis haciendo q me entre el cangelo...

    ResponderEliminar
  7. yo sigo leyendote fascinada.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  9. Interesante leerlos en estas cuestiones.
    Que son enteramente dificiles para mi, pues mis padres se separaron en mi adolescencia y de allí la marca fue muy fuerte.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  10. Carmen... que no te engtre el cangelo, je, je, je... El matrimonio, como el amor mismo, es maravilloso pero tremendamente complejo, creo que como casi todo lo importante en esta vida. No hay decisión que nos comprometa la vida que no tenga la doble vertiente de hacernos tremendamente felices y que, a la vez, nos traiga dolor y sufrimiento a raudales. Porque cuando uno se expone se puede hacer daño y hay cosas que no vale la pena empezar si uno no está dispuesto a exponerse. Es como querer aprender a andar en bici sin querer caerse. Imposible. Las personas somos muy complejas, llenas de matices y de grises y hacer que dos seres distintos funcionen bien en todo lo que significa estar casados es difícil pero ahí está el reto. Creo que es verdad que desde la Iglesia (al menos desde algún sector) somos demasiado ligeros a la hora de juzgar a los que no han podido mantener el compromiso matrimonial hasta el final. Estoy de acuerdo conque es un fracaso pero difícil determinar culpables... Un fracaso distinto en cada pareja... Lo que sí creo es que las personas también tenemos demasiados tabúes encima en este tema y que el mito del príncipe y la princesa y de las perdices hace mucho daño. Muchas veces, en muchos momentos, los matrimonios necesitamos ayuda: ayuda para desbloquear temas, ayuda para comunicarnos mejor, ayuda para... y no la pedimos porque da la sensación de que aquí o eres felícisimo o no vale... Ahí creo que puede empezar el problema: no poner solución temprana a problemas que luego no hay quien los arregle...

    Muchos besos

    ResponderEliminar
  11. Me gusta mucho tu entrada pero no estoy de acuerdo con la siguiente afirmación:

    "Por supuesto, nadie se puede casar con alguien que no le atraiga sexualmente."

    ¿Seguro que querías decir lo que has dicho?

    LV

    ResponderEliminar
  12. LV, prometo contestarte y hacer una entrada sobre ello cuando ponga al día la ropa de los que vienen y van y termine la sustitución por vacaciones de un compañero.
    Tienes razón, hay que explicar la frase y no soltarla sin más, por eso me tomo dos o tres días. Si se puede pero no se debe porque muchos de los problemas matrimoniales tienen su origen en la desconfianza que surge cuando uno sabe que el otro no se casó enamorado, atraído también en ese campo.
    Gracias por esperar y por comentar

    ResponderEliminar
  13. Gracias a ti. Espero entrada aclaratoria :-)... cuando te vaya bien. Un saludo,

    LV

    ResponderEliminar
  14. LV: no me he olvidado, casi tenía preparada la contestación pero estos días... hasta me falla la cabeza. En cuanto vuelva de Medju te contesto.

    ResponderEliminar
  15. Cuando nos casamos, recién llegada al altar junto a mi casi marido, el sacerdote, dijo, que habíamos llegado hasta allí, para proclamar ante todos nuestros familiares y amigos nuestro amor, que habíamos venido a celebrar algo hermoso: el compromiso. Dijo... ¿No os parece algo increíble que en estos tiempos que corren, dos personas públicamente se comprometan?. Y añadió: Por favor, dadles un aplauso, son unos valientes ... jejejeje...
    Este pequeño 'speech' me hizo pensar mucho más que cualquier consejo o cursillo prematrimonial (que no hicimos estrictamente).

    Compromiso, convencimiento, apuesta, y sobre todo 'razón' y sentido común. Mi padre siempre dice que 'con buena voluntad todo se puede'. En otra entrada he leído a Luis que decía que practica el 'estiramiento' para no salirse de sus casillas y llegar a las del otro...

    No hay nada fácil en esta vida, pero muchas veces nos la complicamos mucho más. La vida en común con una pareja, o cualquier tipo de matrimonio, no puede nunca nacer viciado por el egoísmo, el interés, la comodidad... es un reto diario, apasionante, unos días mejor, unos días peor, lleno de encrucijadas, de cambios, y así...se construye la vida...

    Mira uno hacia atrás y no puede más que encontrarla placentera, con sus penas, alegrías, y con toda clase de vicisitudes, que lo mismo nos ocurren estando solos que acompañados ...pero, ay amigo, tener a esa persona al lado ...

    que distinto lo hace todo...+

    S.

    ResponderEliminar