martes, 23 de junio de 2009

EDUCAMOS SIMPLEMENTE MAL


Al final del Festival de Ballet muchas familias acostumbran a regalar un ramo de flores a las niñas que actuaron. No me parece muy educativo y no lo compré. Cuando terminó la actuación felicité a Ana con un beso y por el rabillo del ojo comprobé la horrible situación: todas menos ella tenían su ramito de flores. Me miró asustada, fueron unos segundos en que me arrepentí, pero, casi en ese mismo instante apareció Teresa con una flor de parte de la tía. (... Y es que la tia desde el hospital está pendiente de todo, para mi que se olio mi metedura de pata y lo tenía previsto y corregido). Hubiese sido imperdonable, mi pequeña Ana está muy unida a mí, sus hermanos dicen que me ha salido un grano porque no se despega, cosa que acepto de muy buen grado pero procurando no bajar la exigencia. (Tengo miedo a que se me escape el ramalazo de abuela que me está despertando Elena).

Para mi planteamiento inicial el ramo de flores es lógico que lo reciban las profesoras y alumnas destacadas, pero si desorbitamos las cosas después no nos extrañemos de que en el trabajo se frustren cuando no les aplaudan cada vez que cumplan con su obligación.

Hay padres que educan muy mal y sus hijos suelen tener problemas y otros que educamos simplemente mal y puede pasar de todo, educamos mal incluso cuando nos preocupamos de educar.

Otra metedura de pata que venimos arrastrando es no tener ningún detalle con los que terminan la carrera. No lo hicimos con el mayor y ahora nos damos cuenta de que fue un error. Quizas sepan que aunque no haya regalos, y a veces la casa parezca Esparta, ellos son lo más importante en nuestras vidas, que están orientadas hacia ellos. Espero que nos disculpen,.... y sino... da igual.

Por cierto yo me crié en Esparta, Luis en Nunca Jamás... prefiero mi pueblo e ir al de Luis solo para las vacaciones. Dicen que pasa en todos los matrimonios, "uno nace donde coincide pero lo entierran en el pueblo de su mujer"


22 comentarios:

  1. Te entiendo perfectamente...el trabajo, la casa...y estos niños que llegan sin libro de instrucciones!!!

    ResponderEliminar
  2. No sabes lo identificado que me siento con tu forma de verlo. Exactamente así pienso yo, y exactamente así "tratamos" de educar a nuestros hijos.

    Lo chusco del asunto es que la factura no nos la pasan nuestros hijos, sino otros padres (incluso piadosos padres de familia numerosa) que consideran, en el mejor de los casos, que somos "raritos". En el peor de los casos, como te puedes imaginar, somos unos ogros o un mal ejemplo de padres.

    Y a nosotros, que lo tenemos clarinete, nos entra por un oido y nos sale por el otro como si tal cosa.

    Un abrazote y ¡adelante!.

    ResponderEliminar
  3. En Esparta formaban guerreros.

    Aquí no sé que formamos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Comprendo la sensación; intentado educar te sientes y te hacen sentir mal...muy mal. Y puede que nos equivoquemos, yo también educo en Esparta.
    Pero de vez en cuando me entran unos ataques de generosidad desorbitada, que ellos no entienden. No es que quiera compensar, es que la vida se parece más a eso. Es duro el día a día, pero, de repente, nos cae una lluvia de bendiciones inmerecidas.
    Gracias por contar estas cosas.

    ResponderEliminar
  5. A mí también me educaron sin demasiados premios ni aplausos y ahora son los demás los que me "regañan" cuando no premio exageradamente lo que me parece normal.
    ¿Que me equivoco? No sé pero no me sale otra cosa...

    ResponderEliminar
  6. Hola Maria Jesus, me encanta que compartas tu vida con los demàs, para mi es un acto de amor, una entrega que haces a quienes te leemos.
    Muchas gracias y sigue siendo asi tan natural y encantadora y felicidades por esa joya de hijo que ademas de ser guapisimo es un talento.
    He paseado por tu blog y he sentido esas ganas de dar de ti, de ustedes. Hermoso de veras!!
    Un placer verles

    ResponderEliminar
  7. El caso es que si hubieses llevado el ramo tampoco te hubieras sentido bien, jaja. Menos mal que teneis un angel de la Guarda que sabe poner las pesas de la balanza en su sitio...
    Es tan difícil llegar sin pasarse...
    Besos
    (Sí al premio fin de carrera, se lo merecen ;))

    ResponderEliminar
  8. Pues si pero los niños

    tarde o temprano saben

    que se ha hecho lo mejor

    por ellos...

    besos

    ResponderEliminar
  9. misideascotidianas23 de junio de 2009, 12:40

    Yo me apunto a los que educamos como podemos y lo hacemos como sabemos y a veces no hay flores y otras no hay fiesta, pero siempre está la mejor de las intenciones, y aunque eso no baste, tiene que ser suficiente porque no hay más, aunque ya quisieramos:)

    Luisa

    ResponderEliminar
  10. Te diré que el grano que tienes por cierto es muy bello.

    Y yo soy una convencida que lo mejor para educar a nuestros hijos es un buen colchon amorosa y no llenarlos de regalos.

    Besos y mate.
    :)

    ResponderEliminar
  11. María Jesús, mi vida qué buen post, qué necesario.

    Yo después de haber pasado por el Reino de las Hadas y por el Rio de Lava Hirviente del Reino de los Dragones, creo que Esparta es el lugar perfecto. Yo también quiero vivir y morir aquí y desde aquí dar el salto al Paraíso.

    Luchando hasta morir! con el cuchillo entre los dientes si hace falta.

    Muchos besos. Y escribeme¡¡ que mucho bla bla y no me llega.

    Muas¡

    ResponderEliminar
  12. Qué feliz estoy de que vayáis tántos a Medjugorje... yo en octubre con casi toda mi familia, que me los llevo obligaos :P (reza para que no se raje nadie).

    El jefe de momento no traga, pero todos los demás sí. Y lo paga todo un hermano !!! jjaajajajaja (dime que no tiene arte la Gospa..)

    ResponderEliminar
  13. Ahhhhhhhh ya te contaré, uno de los autobuses ahora con tus hijos lo lleva una íntima amiga mía!!!!!: La Yeyé. Cóooooooomo se lo van a pasar...

    ResponderEliminar
  14. Tal vez fue en el pais de nunca jamás donde me nació las ganas de escribir...
    En cuanto a que educamos mal pues es verdad aunque en el caso de la niña, es meterme donde nadie me llama y unas simples florecillas no hace mal a nadie, más si todas las niñas las tenían, menos mal que la tía es un ángel... incluso hubiera comprado flores a los profes.
    yo nunca he hecho regalos a mis hijos.
    Ayer vi a una mujer en el autobus que no sé por qué me recordó a ti...
    Buen día mi querida amiga.

    ResponderEliminar
  15. (yo, cada vez tengo la sensación de que educo peor...por eso me paso por aqui a menudo, para aprender.)

    En mi casa, Espata no sabemos ni por donde queda...a pesar de que mi padre se empeñaba en sacarnos del pais de las hadas donde mi madre y su familia nos criaban, no hubo manera.

    Pero también he visto en mi y en mis hermanas, que a la hora de la verdad hemos sabido quitarnos la corona de reinas y sacar el guerrero que llevamos dentro...lo que sin duda no puede faltar en la educación de un hijo es el amor a raudales e incondicional, eso nos lo dieron a manos llenas y ahí creo que radica nuestra fortaleza.

    La perfeccion no existe y supongo que hay muchas formas de educar medianamente bien.

    ResponderEliminar
  16. Se hace una carrera de cinco años para ser abogados, economistas, arquitectos o ingenieros, amen de todos los años de estudios para llegar al inicio de estas carreras, pero, ¿Quién nos enseña a ser padres? ¿Quién nos orienta para educar a nuestros hijos que el lo más importante que nos sucede a lo largo de nuestra vida?
    Lo hacemos a base de intuiciones, unas veces acertamos y otras cometemos errores como puños.
    Aprovechando este post tuyo, te voy a enviar por e-mail, como anticipo, una poesía de mi madre que publicaré más adelante en mi blog.
    Un beso, pareja, que lo hacéis extraordinariamente bien.

    ResponderEliminar
  17. Me he sentido tan identificada contigo en este post. Yo siempre estoy así, preguntándome si lo que yo hago porque creo que es lo correcto en el fondo estará fatal hecho. Es una sensación que tengo a todas horas porque mis hijos son lo que más me importa y yo no estudié psicopedagogía ni nada parecido. Solo puedo poner todo mi sentido común y todo mi amor. Pero que dificil es!!! nunca estás segura!!! solo cuando me los como a besos ahí se que no me equivoco. (creo...) Me encanta leer tu blog. Un saludo. Madre de dos hijos. (Madrid)

    ResponderEliminar
  18. No te quepa duda, María Jesús, siempre educamos mal y aunque lo hiciéramos bien, estaría mal para ellos. yo lo que me pregunto es que si lo hice tan mal ¿por qué ellos ahora están haciendo lo mismito que yo con sus hijos?

    ¿Cómo sigue la tía? qué manera de estar en todo desde lejos.
    Besitos

    ResponderEliminar
  19. Parece que nadie va a escribir "desde el otro lado", así que lo hago yo. En mi familia nunca hemos sido tampoco de regalos; ni siquiera en los cumpleaños: compramos un tarta, nos reunimos todos, nos la comemos, estamos un rato juntos, y ya está. Ahora, sin embargo, cuando los "mayores" hemos conseguido trabajar, tener nuestros ingresos, etc. somos nosotros quienes hacemos regalos a nuestros padres, y no hace falta que sea un día especial. Vas de paseo, ves algo que piensas "esto le gustará a mamá", y lo compras. Los hijos saben (sabemos) que los padres se alegran de nuestros triunfos; sabemos que no siempre se puede, ni se debe, hacer regalos por terminar lo que tenemos que terminar. Con la edad vas aprendiendo que el mejor regalo que puedes recibir de tus padres es ese brillo en los ojos de tu madre cuando ve que lo conseguiste, o esa mirada orgullosa y aprobadora de tu padre... Por desgracia, María Jesús, es algo que aprendemos muy tarde...

    ResponderEliminar
  20. Amor omnia vincit25 de junio de 2009, 1:17

    Educar:
    " 1. tr. Dirigir, encaminar, doctrinar.

    2. tr. Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. Educar la inteligencia, la voluntad.

    3. tr. Desarrollar las fuerzas físicas por medio del ejercicio, haciéndolas más aptas para su fin.

    4. tr. Perfeccionar, afinar los sentidos. Educar el gusto.

    5. tr. Enseñar los buenos usos de urbanidad y cortesía".

    No creo que el que emprenda la tarea de educar eduque mal o bien. Desde el momento en que se realiza una accion con esa intención se está educando tanto al educando como al educador. Lo importante es no dejar de hacerlo.
    Amor omnia vincit

    ResponderEliminar
  21. Me encanta eso de que tu eres de Esparta y Luis de Nunca Jamás... y más me gusta lo de ir allá de vacaciones!!

    Lo de las flores, no te preocupes, que se ve que al final salió bien. Es complicado, lo veo yo con mis hijos, tratar de hacerles sentir bien, sin hacer que luego quieran esa satisfacción aún sin haber hecho nada... en fin, se hace lo mejor que se puede, y Dios pone el resto.

    Un abrazo desde Guatemala.

    ResponderEliminar
  22. El otro día leí un libro de un psicólogo y pedagogo australiano que al parecer tiene mucho éxito en su país. Al principio creía que era el típico libro donde se habla mucho pero no te enseña nada práctico, pero conforme iba avanzando en la lectura me di cuenta de que tenía muchos consejos de los que podía aprender. Al final como tengo una memoria de chorlito me quedé con pocas cosas, pero una muy clara. Este hombre estaba harto de ver a personas poco equilibradas, con muchas carencias, muchos traumas y muchas cosas que, parecía, provenían de su infancia. Y decía que las personas más equilibradas que había visto en su vida tenían todas una cosa en común: una educación severa, pero llena de cariño. Las dos cosas se combinan bien, aunque en el día a día sea duro y uno no sea capaz de encontrar los límites al cariño y a la severidad. "¿Me estaré pasando?" pienso cuando obligo a que María intente dormir la siesta a su hora, viéndola patalear y llorar como una loca en su cuna.
    No lo sé. Pero sé que tengo que demostrar seguridad ante ella, ante lo que quiero para educarla, y para que ella tenga la certeza de que estoy a su lado SIEMPRE. Creo que tu pequeña Ana tiene pocas flores, pero una familia unida, que le da una estabilidad que, sinceramente, pocos niños tienen. El día de mañana tendrá pocos remilgos y será muy feliz, ya verás!

    ResponderEliminar