Noviembre vino tan cargado de acontecimientos que ni mencionamos nuestro aniversario de boda.
Pero nuestros hijos no lo dejaron pasar y nos obsequiaron este fin de semana con una estancia en un hotel a los pies de Covadonga.
Fue el mejor regalo, facilitarnos un par de días solos, en los que nos diese tiempo hasta para discutir ... y es que después de 31 años juntos seguimos tan distintos como el primer día.
La verdad es que aún me sorprende que continuemos avanzando, cada vez más unidos.
Luis siempre fue un norte sin voluntad y yo una férrea voluntad sin norte. Somos como dos cojos que se complementan y así seguimos.
Luis siempre fue un norte sin voluntad y yo una férrea voluntad sin norte. Somos como dos cojos que se complementan y así seguimos.
Mis felicitaciones, por el aniversario, y por tener unos hijos que tienen esa bonita iniciativa. Yo tengo la suerte de recibir de ellos también estas sorpresas en días señalados, y la verdad enorgullece mucho y me hace muy feliz. Saludos
ResponderEliminarMis felicitaciones, por el aniversario, y por tener unos hijos que tienen esa bonita iniciativa. Yo tengo la suerte de recibir de ellos también estas sorpresas en días señalados, y la verdad enorgullece mucho y me hace muy feliz. Saludos
ResponderEliminar¡Oh, cáspita!
ResponderEliminarUn norte sin voluntad ... El oprobio me impide desarrollar el tema, pero temo que Luis y yo seamos almas gemelas ;).
Felicidades tardías.
Precioso lugar y qué mejor excusa para celebrar que vuestro aniversario.
ResponderEliminarUn abrazo, M. Jesús
Pues me parece maravilloso haber encontrado a tu media naranja, con quien complementar tus talentos.
ResponderEliminarY qué decir del regalo!!
Felicidades!
Felicidades a los dos!!!
ResponderEliminarY también por lo bien que os habéis sabido complementar, siendo tan distintos.