La Aventura continua

Era 1994, habíamos salido de noche de León para pasar la Navidad con los abuelos en Torrevieja.  Pasado Madrid,  todos dormían,  cuando a la altura de Arganda un humo procedente del motor nos obligó a parar urgentemente en el primer lugar iluminado: un club de carreta. Allí, con los 7 niños que entonces teníamos, pasamos tensas horas esperando a la grúa. Nuestras vacaciones se habían frustrado. Amanecía cuando la grúa nos indicó que estábamos a mitad de camino y era igual devolvernos a León que llevarnos a Torrevieja.

Fue Mª Jesús la que propuso la idea de no volverse, que aún sin coche, sin ganas, y sin lo que sea… Que la aventura continúe!.  Y continuó. Fue un éxito la Navidad en Torrevieja.

Aquél incidente marco de tal modo nuestras vidas que en los años siguientes multiplicamos las vacaciones locas, dormir en el coche dejo de ser una excepción….

Han pasado los años, crecido los niños, y aquellas aventuras veraniegas fueron perdiendo su sabor. Hoy, con la memoria llena de grandes recuerdos, la nostalgia me puede, pero en el fondo nada ha cambiado y sigue vivo aquel espíritu que surgió en un mal club de carretera y  “que la aventura continúe”  ha permanecido filtrándose en los acontecimientos más duros y dolorosos de la familia. 

Y es que detrás de cada muerte hay una resurrección mayor cuanto más desinteresada sea la caída. Y que todo lo malo no pasa de ser una mala noche en una mal club de carretera. La Aventura siempre continua.