Quizá hemos olvidado los comienzos, quizá nos hemos condecorado con éxitos que no son nuestros. Quizá hemos dejado de confiar en la providencia y queremos asegurar un futuro que no está en nuestras manos.
Comenzamos el matrimonio en la precariedad económica. Teníamos poco que perder. Aún me sorprende ver las fotos del colchón en el suelo prestado y la caja de cartón que servía de apoyo al flexo que me acompañaba en las largas noches de estudio.
Las circunstancias cambiaron, no envidié a los lirios del campo.
La escasez económica dejó paso a la escasez de tiempo, de fuerzas para atender a tantos frentes, a tantos niños.
Vivimos una y otra época con alegría, con el sosiego que permitían las circunstancias.
Me estoy concienciando para que esta crisis económica que nos ha devuelto a los viejos tiempos de dificultad (nada parecido a la precariedad de entonces) me refresque la ilusión de entonces
Muy bonito,María Jesús!
ResponderEliminarDebes cambiar el título de la entrada por fortaleza. Se ajusta más. Me gusta leerte.
ResponderEliminarJuntos no hay miedo, todo saldrá.
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