lunes, 11 de marzo de 2013

¿CUÁNTOS HIJOS?


Hace 20 años y acababa de perder a José:

Me he acostumbrado a responder amablemente a los que por la calle me preguntan, -señalando groseramente mi vientre- "éste es el..." y ...cuántos abortos?. Y me sigo entrenando para mantener esa sonrisa para cuando, una vez facilitada toda la información requerida, tengo que someterme a toda una variedad de amonestaciones o, lo que a veces es peor, de elogios que vienen a continuación. Muchas veces me he preguntado, cuando el que me riñe tiene uno o dos hijos, qué respondería él, o más bien ella, si yo le preguntara el por qué de su egoísmo, si no cree que serían más felices sus hijos con un hermano, si no demostraría más amor a su marido si su entrega fuera incondicional, para todo lo que el destino tenga a bien depararles?. Me imagino su indignación y su justificada respuesta: Quién soy yo para entrometerme en su vida privada?. Y acaso, no es tan privada mi vida como la suya?. Pues no, no acierto bien a comprender el motivo pero debe tener raíces sociológicas, debe ser un tributo que tenemos que pagar las familias numerosas por ser más ruidosas y ocupar más sitio. Pues bien, aceptado y luchemos por mantener la sonrisa porque no es bueno contestar como aquel compañero mío, también padre de familia numerosa, que a un amigo jocoso que comparó a su mujer con una coneja, respondió que la suya debía ser una zorra.
Yo no paro de dar gracias a la Providencia porque cada hijo, aunque no haya traído una hogaza debajo del brazo, me ha abierto nuevos horizontes, me ha ayudado a preocuparme de lo que realmente importa y me ha enseñado a aprovechar el tiempo y las circunstancias. He experimentado en mis propios huesos, que después de cada muerte existe una resurrección, tanto más gozosa cuanto menos interesada haya sido la caída.
 Cuando creía que los hijos eran míos y que mi fragilidad tenía que soportar su peso y mi limitada cabeza decidir su número, llegó a pesar sobre mi ánimo ver a cuatro o cinco mocosos que cabían en un cesto. Pero entonces se produjo el milagro; el que hubiera sido el sexto de mis hijos murió al nacer. Aquello, lejos de hundirnos a mi marido y a mí, nos abrió nuevos horizontes: los hijos no eran propiedad nuestra, teníamos respecto a ellos muchas obligaciones, pero muy pocos derechos, y en mi ánimo se produjo la liberación que experimenta el buen administrador, que hace lo que puede, pero sin garantizar el resultado.
Convaleciente de la cesárea que me practicaron para intentar salvar aquella vida, salí a la calle con más ánimo de lo que pudiera esperarse. Personas, que probablemente no sepan mi apellido, se acercaban a decirme que ya habría aprendido, que era una señal... quién eran ellos para meterse en mi vida?, quién les había dado vela en este entierro?, por qué personas que hubieran tenido una exquisita delicadeza con quien acabara de someterse a un aborto voluntario se ensañaban conmigo, que, evidentemente, después de nueve meses de embarazo, un parto traumático y una cesárea infructuosa, tenía que estar para el arrastre?.
Pues bien, vaya también para ellos mi sonrisa, evidentemente no aprendí, se sucedieron otros embarazos y otros partos, pero sí aprendí a responder a quién me preguntaba cuántos más piensas tener? con un "no sé, al menos este que estoy esperando confío en que nazca". Y es que mis hijos tienen una gran ventaja, ninguno de ellos ha sido proyectado, y, por tanto, no tienen sobre ellos la losa de un futuro planeado, su padre y yo sólo esperamos que respondan a lo que Aquél que es su Dueño espere de ellos y darles la capacidad necesaria para que puedan cumplir su destino.
En fín, que menos podemos hacer los padres de familia numerosa que ser comprensivos con los que, por imposibilidad o por egoísmo, no han llegado a conocer la realidad, gozosa, a veces, y dolorosa otras, en que vivimos. Pero tampoco seamos crueles enorgulleciéndonos de lo que no depende de nosotros, he conocido "madres" sin hijos que tienen bien merecido el título porque en su corazón cabe una humanidad.

26 comentarios:

  1. La verdad es que hay gente muy imprudente que hace preguntas que no deben, a mi me encantan las familias numerosas. Valoro mucho la sinceridad con lo que has contado sobre tu experiencia y me ha maravillado cómo lo afrontasteis, que gran fe y fortaleza.¡fue eso verdad lo que os empujo a seguir adelante? Tienes una gran familia. Me gusta tu blog y me hago seguidora tuya. Un abrazo!

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  2. Jolines,M° Jesús...cuánto me queda aprender!!!!! Precioso este post!
    Un abrazo fuerte para todos!

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  3. No sabes como te comprendo. A mi, a veces, hasta mis hijos han tenido que defenderme de las groserías que les decian los compañeros

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  4. Se puede decir mas alto , pero no mas claro.!Peazo de herencia,le dejas a tus hijos!! Enhorabuena y felicidades por esa gran familia.

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  5. En efecto, en mi familia, mi madrina (sin hijos, porque no pudo ser) siempre ha estado ahí para lo que se ha necesitado. Ella y su marido. Todos sus hermanos y sobrinos hemos tirado de ellos en momentos verdaderamente difíciles, y nunca, NUNCA se han apartado.
    Por cierto, al tipo que dijo lo de la coneja... vale, lo de zorra estuvo fuerte, pero creo que en ocasiones un buen corte puede ser incluso un acto de caridad. La próxima vez se lo pensará dos veces antes de abrir su bocaza.

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  6. Lo de la zorra es impresentable. Es un comentario tan machista y repugnante como el de la coneja. ¿Cuándo dejaremos de juzgar a las mujeres (como si la reproducción, por otro lado, sólo fuera cosa nuestra)? ¿Qué más da si se tienen dos hijos, diez o ninguno? Cada cual sabe lo que hay dentro de uno/a, los motivos, las limitaciones, los deseos, las frustraciones. A veces leo en vuestros blogs católicos la misma intolerancia que criticáis en los que no compartimos vuestras creencias. Ana

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  7. Ana, en todo el texto no afirmo otra cosa que el respeto a la intimidad de cada cual y revindico contra la injerencia que se suele tener contra las mujeres que hemos decidido tener hijos, (hasta calificarnos de conejas) injerencia que no suele ocurrir a la inversa,

    Mi afirmación “… no es bueno contestar como aquel compañero mío, también padre de familia numerosa, que a un amigo jocoso que comparó a su mujer con una coneja, respondió que la suya debía ser una zorra.” Recoge tu argumento, es decir no es bueno -aunque te provoquen- entrar en valorar de ese modo a la mujer.
    Siento que no te interesa nada de lo que digo

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  8. Apreciada María Jesús: creo que tu texto encierra determinados juicios de valor. No veo diferencia entre las personas que han juzgado y criticado tu fecundidad y el juicio implícito que se desprende de tu texto contra aquellas que han decidido tener pocos hijos o ninguno. Seguramente -me imagino- porque entiendes que en este asunto no hay decisión que valga (los hijos no se deciden ni programan). Entiendo la posición ideológica -aunque no la comparta-, pero me disgusta esa manera de andar juzgando y haciendo como que no.
    Por otra parte, he leído varios comentarios de seguidores de tu blog (muy cristianos todos ellos) jactándose del comentario sobre zorras vs conejas. A mí me parece ofensivo en un sentido y en el otro.
    Como te dije ya en una ocasión en la que intervine para comentar una entrada sobre el aborto (que dio pie, por cierto, a muchos otros comentarios en contra del mío), en mi ánimo no está molestar ni ofender, sino ofrecer otro punto de vista.
    Ana

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  9. Yo sólo tengo 5, pero algunos han pensado que era algo casi vergonzoso, como el padre de una compañera de mi hija que me preguntó en el aeropuerto de Santiago, frente a todo el mundo, si mi hijo de 10 días era un "descuido". Lo grave de esa impertinencia en especial es que el fulano es un diputado de la República, de derecha por más señas, y te puedes imaginar las leyes que votará. Carlos Vilches se llama, por si "googlerara" ésto.

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  10. Chapeau! ¿Te vale María Jesús?

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  11. Ah! y muchas gracias por atender a mi petición.

    Es la última vez que voy a usar estas expresiones que me parece tan vulgares y soeces, pero lo tengo clarísimo:

    Prefiero mil veces antes a una coneja que a una zorra. Y me refiero a estar conmigo,a lo que quiero para mí, no a lo que hagan los demás, no juzgo.

    GRACIAS!

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  12. Querida Ana: Con toda sinceridad, te agradezco tus comentarios.

    El texto de la entrada lo empecé escribiendo para sofocar la rabia que me desataba los comentarios groseros, que se rebajaban incluso a comentarios jocosos sobre lo que debíamos hacer en la cama. Todo ello en un momento de debilidad, con el choque hormonal que supone un parto sin niño al que abrazar y con una mastitis tremenda porque no tenía a quien dar de mamar.

    No obstante, y a pesar de la rabia, el texto contiene no sólo juicios de valor, sino una auténtica profesión de fe de quien nunca creyó que pudiera ser agraciado con ella.

    No pretendo juzgar a nadie, sólo cuento mi experiencia, no denuncio a nadie, porque tampoco sé quien lo está leyendo, ni sus circunstancias personales, ni la misión que tiene encomendada en la vida.


    Muchas gracias otra vez.
    María Jesús

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  13. Es una pena que nos tratemos tan mal. Además como dice Ana es muy machista que solo se juzgue o se juzgue más a las mujeres, por que en tu anécdota hablan los maridos de sus mujeres como si ellos no tuvieran nada que ver. Y cotillear cuando sabes que alguien sufre es muy ruin y desleal. Un beso

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  14. Mi total empatía con tu experiencia, María Jesús. Debería haber empezado por ahí. Mi comentario quería ser una invitación a ser más abiertos y menos dogmáticos. Un abrazo, Ana

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  15. Un post, maravilloso. Si algo hay que merece todo respeto en este mundo es la libertad. ¿Por qué no respetar la de los demás,como nos gusta que se respete la nuestra?
    Eres mi ídolo.
    Espero que todo vaya bien y que algún día podamos echarnos una parrafadita de las nuestras, aunque sea escrita, jaja
    Un abrazo, amiga

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  16. Maria Jesús, eres una cretina,y tu palabra no es Palabra de Dios...
    Estoy totalmente de acuerdo con Ana, eres tan intolerante con las críticas...
    Solo hablas de ti y de tu vida perfecta, y es tan imperfecta como la de los demás
    Hablas sentando cátedra!!Que triste...

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  17. La solución es fácil: no me leas.
    Hablo de mi vida porque este blog es un blog familiar de mi familia. No pretende ser nada más .Si tu lo conviertes en palabra de Dios es tu problema y si te molesta no sufras, seguro que en otros te dan argumentos suficientes en tu línea.

    En todo caso, gracias. Me gusta la polémica. Los insultos te los puedes guardar porque yo no te insultado

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  18. La solución es fácil: no me leas.
    Hablo de mi vida porque este blog es un blog familiar de mi familia. No pretende ser nada más .Si tu lo conviertes en palabra de Dios es tu problema y si te molesta no sufras, seguro que en otros te dan argumentos suficientes en tu línea.

    En todo caso, gracias. Me gusta la polémica. Los insultos te los puedes guardar porque yo no te insultado

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  19. Mama, puedo insultarla/le yo??? Di q si xfaaaa.
    Valiente anonimo ojala lo fueses un poco mas como para identificarte y exponer tus ideas asi criticamos todos un poco. Y no digo mas q sino mi madre no me publica el comentario...

    Carmen Roa Prieto

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  20. No puedes insultar a nadie, aunque sea anónimo. Los insultos solo los utilizan los que no tienen argumentos.

    Me estoy acordandondo mucho de David y Miguel.
    Un beso
    María Jesús

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  23. Mª Jesús, yo si te entiendo. la mar de bien. tengo 6 hijos. ni más, ni menos. Hubo una época en que el solo pensamiento de poder estar embarazada me daba escalofríos. Se me caía el mundo encima! Hasta que me di cuenta de que no eran los embarazos, ni los partos, ni una boca más en casa. Era lo de alrededor: la señora desconocida en una tienda que al saber que estoy esperando el cuarto me dice "that's enough!"; la azafata del avión donde me monto con mis tres pequeñajos que con toda naturalidad me llama loca; mi amiga del alma, al enterarse de mi tercer embarazo, me dice que me va a regalar unas bragas con candado..... y así una detrás de otra.
    Ahora miro a mis hijos, y a mi marido, y no tengo nada más en el mundo. Con ellos me basta. Y sin ellos no soy nada. la vida de las familias numerosas no es de color rosa: es cansada, ruidosa, desordenada, privada de sueño.... Pero es la nuestra.

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  25. Yo creo que hay gente que se pasa la vida metiendo el dedo en el ojo. Por desgracia yo creo que se trata más de una cualidad femenina que masculina.
    Y les da igual si hay que meterse con una familia numerosa o monoparental.

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