jueves, 11 de octubre de 2012

ALAS PARA VOLAR


Dicen que toda boda es una alegría y, efectivamente, la alegría iluminaba el rostro y la mirada de nuestra sobrina María.


Fue una boda perfecta, esperada y deseada, ¿por  qué, entonces, nos quedamos tristes? supongo que por empatía con sus padres.

Dicen que querer a los hijos es darles alas para volar.
De acuerdo, pero podían volar bajito, volar cerca ...

No nos hemos equivocado -querida Margarita-  volcándonos en ellos sólo nos equivocamos pensando que eran nuestros.

¡Que seais muy felices Joan y María!

4 comentarios:

  1. En las bodas siempre pienso lo mismo. Yo aun no lo he vivido, pero debe ser un momento agridulce para los padres.
    Un abrazo, amiga. Estás muy "perdida"

    ResponderEliminar
  2. Querida familia:
    Aquí estoy intentando ponerme al día de todas vuestras aventuras. Sé que mi abandono es imperdonable, pero también fue inevitable. Me alegro mucho por todas las bodas que ha habido en la familia. Muchos besos y mucha felicidad. Sigo bicheando en vuestras cosas. Más besos.

    ResponderEliminar
  3. Enhorabuena a vuestra sobrina y a toda la familia, me alegro que haya salido todo bien. Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Pero qué guapísima es la novia!! Felicidades a sus padres y a vosotros. Si vieras lo que me cuesta a mi ir separándome de mi hija pequeña. Cada paso que damos para que sea más y más autónoma es una gran alegría, pero cuesta ir separándose. Pero, como dices, no son nuestros y la mayor alegría es verlos hacer su vida. En realidad no se pierde nada, sino que se gana siempre. Un abrazo!!

    ResponderEliminar