Para combatir la vaciedad que produce la rutina buscamos para esta Pascua de Resurrección un plan que nos removiese.
Aprovechando -abusando, quizás- de la amistad con el Abad de Samos nos acoplamos para celebrarla con estos monjes Benedictinos.
Fuimos a cantar Laudes y Completas, a pasar frío, a (no) dormir en sus celdas. Por 24 horas compartimos la dureza de su vida... pero también la alegría y el chocolate caliente con que celebramos la Pascua. Más detalle aquí
Samos es una maravilla. Buen plan de Pascua, sin duda. Ya me enchufarás!!!
ResponderEliminarSeguro que os enriquecisteis los unos a los otros compartiendo.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Sois geniales... Y me maravilla cómo los niños se apuntan a todo. Es una enseñanza para toda la vida. Un abrazo fuerte!
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