jueves, 27 de octubre de 2011

CUESTIÓN DE FE

Durante mucho tiempo envidié a quienes tenían fe, me caían mal. Todo les resultaba más fácil, era como una provocación -quizás una escapatoria?- para los que teníamos que cargar con el peso de la vida. Y en definitiva: una injusticia ¿por qué unos sí y otros no?.

Así y todo quería para mis hijos esa felicidad que observaba en los creyentes, por lo que me propuse no estorbar, dejar a Luis esa tarea, y yo misma no perder de vista las enseñanzas de la Iglesia Católica que me pareciesen razonables.

El amor a Luis y a mis hijos me permitió durante años cumplir mi propósito, eso si razonándolo todo. Pero la muerte de José rompió todos mis esquemas, sorprendió mis planes. Lo llevaba por el libro y ...¿en qué fallé? -me preguntaba-, ¿qué sentido tenía la muerte de José?.

Y descubrí la pieza que me faltaba: No era dueña de la vida de mis hijos ni si quiera de la mía propia y debía aceptar que yo no era el Juez que decide sobre lo que es y no es bueno. En medio de ello entendí como la dureza de mi corazón me impedía descubrir el regalo de la fe, y solo pude aceptarlo cuando más perdida, desposeída, incapaz de seguir delineando mi propia vida me encontré.
..la fe sigue siendo una asignatura pendiente porque mi respuesta es pobre y mi confianza aún es precavida.

4 comentarios:

  1. Difícil aceptar algo así. La fe por supuesto ayuda, pero sigo pensando que una muerte de un ser querido es tremendamente difícil de aceptar.
    Sois afortunados todos.
    Un abrazo, que hace tiempo que no sé de tí.

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  2. Hay días en los que me repatea no encontrar respuestas y cuesta aceptar que no voy entenderlo todo, o al menos todo lo que me importa
    Pero se puede vivir así y además en paz
    Grcias por la entrada

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  3. "Ante el sufrimiento, la enfermedad y la muerte, el hombre tiene la tentación de gritar a causa del dolor, como hizo Job, cuyo nombre significa «el que sufre». (...) Cuando nuestra condición se deteriora, aumenta la ansiedad; a algunos les viene la tentación de dudar de la presencia de Dios en su vida. Por el contrario, Job es consciente de que Dios está presente en su existencia; su grito no es de rebelión, sino que, desde lo más hondo de su desventura, hace asomar su confianza."

    Son palabras de Benedicto XVI en su viaje a África en 2009.

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  4. Los malos momentos son momentos de prueba en los que la fe a veces se tambalea pero en los que a veces también, uno despierta y empieza a ver destellos de luz en la oscuridad. Besos

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