martes, 25 de mayo de 2010

EDUCACIÓN SEXUAL


Todos estamos de acuerdo en que es necesaria una buena educación sexual. Pues bien, debemos educar en libertad y para la libertad, teniendo en cuenta que educamos personas y que la sexualidad es una dimensión de la persona en la que está presente el dinamismo físico-psíquico (impulsos y pasiones), al que corresponde la dimensión erótica y el dinamismo espiritual (motivaciones y decisiones libres), al que corresponde la dimensión amorosa.

Para lograr actuar en libertad es necesaria la integración de los actos de manera que se subordinen el dinamismo físico al psíquico y el psíquico al espiritual porque solo nos comportamos como personas, como seres humanos, cuando hacemos lo que queremos, lo que libremente hemos elegido.

Por ello, si pretendemos personas libres, capaces de tener dominio de sí y de respetar a los demás, debemos educar desde niños en el dominio de las pasiones para que de adultos puedan elegir libremente su comportamiento (nos guste o no nos guste lo que decidan).

Tenemos que darnos cuenta de que el adolescente tiene un cuerpo de adulto regido por una cabeza de niño, sin la madurez necesaria para integrar sus actos. No sabe manejar la sexualidad y está inmerso en una complicada crisis de crecimiento en todos los órdenes, doy fe de ello por experiencia propia y como madre experimentada que nunca deja de sorprenderse. Por ello es necesario educar desde niños en el dominio de sí mismo para que de adultos puedan elegir libremente su comportamiento y no se vean arrastrados por hábitos que les impidan ser libres.

Educar para la libertad es educar en la responsabilidad (la otra cara de la misma moneda). Asumir responsablemente las consecuencias de los propios actos es propio de hombres libres, por ello, el aborto esclaviza al que lo comete, que es capaz de matar para no complicarse la vida. Estimular a los niños para que usen el sexo como mero placer y ofrecer el aborto como salida es reflejo de una sociedad enferma por mucho que lo envolvamos en leyes que aprueben nuestras Cortes. Es lo que ha sucedido con la crisis económica, pero mucho más grave; por mucho que se niegue la crisis, que se tomen medidas para disfrazarla, termina estallando en las narices y solo cuando se va a la raíz hay alguna esperanza de paliarla.

Y no olvidemos que la educación es un derecho/deber de los padres derivado de la transmisión de la vida; es insustituible e inalienable, no puede ser delegado en su totalidad ni usurpado por otros.

7 comentarios:

  1. Vuelvo a insistir (y perdón por ponerme pesado) en el mensaje central de mis comentarios anteriores: en el fondo todo es un problema de comprensión y coherencia.

    Comprensión acerca de lo que significa SER PERSONA. ¿Qué es una persona? La pregunta, a día de hoy, no es trivial. Y es interesante descubrir que es un concepto de elaboración netamente cristiana, y que la modernidad ha prostituido para darle un sentido diferente al original, de manera que los dogmas sociales y políticos surgidos a partir del liberalismo tengan encaje en esa antropología de cañones recortados (la modernista/ progresista).

    En función de lo que se entienda por PERSONA humana (y este es un concepto que está incrustado en el inconsciente colectivo, formado o malformado a partir del ambiente cultural en que se desarrolla el individuo) las consecuencias en el debate que mantenemos serán unas u otras. Y ahí es donde entra el tema de la coherencia.

    A nuestros hijos hay que enseñarles que somos PERSONAS porque Dios (¡3 PERSONAS en una sóla naturaleza!) nos construye como tales. Y hay que enseñarles las consecuencias que esto tiene. Por eso es DEFINITIVO entender, y hacerles entender a ellos, que su AUTENTICO Padre es Dios, y que nosotros sólo somos sus "delegados" en la tierra. Si entienden eso, y les ayudamos a descubrir el inmenso Amor que Dios les tiene ... no podemos hacer más. Y ellos sabrán entender mucho mejor el valor de esa libertad y el significado de la responsabilidad aparejada, con la que han de enfrentarse a su aventura vital PERSONAL.

    En lo que a mi respecta, esto he llegado a entenderlo en un proceso de conversión espiritual acompañado de (y acompañando a) mi esposa, un camino no exento de sinsabores y dolor, que nos ha llevado a entender nuestra existencia con una alegría nueva que lo ilumina todo. La vida "terrena" no es una camino de rosas, pero está preñada de sentido y de razones para la alegría. Una alegría que está al alcance de cualquiera (incluso de quienes, como yo, hayan vivido toda su vida al margen de estas consideraciones).

    Un saludo, y perdón por la disgresión. Se me va la pelota.

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  2. Algunos ejemplos de consecuencias derivadas de lo que digo:

    Copio de la Wikipedia (nada que ver con el concepto filosófico clásico de persona, of course; pare eso ver http://www.filosofia.org/filomat/df278.htm):

    "La persona es definida como un ser racional y consciente de sí mismo, poseedor de una identidad propia (aunque esto no es cumplido por bebés y algunos disminuidos psíquicos profundos)"

    .- Consecuencia1: el feto no es persona, luego no es sujeto de derechos positivos como si lo es su madre.

    .- Consecuencia2: un individuo que ha perdido sus capacidad de raciocionio y autonomía (por ejemplo un paciente en coma "irreversible") ¿conserva su dignidad personal? Un avida indigna no vale la pena ser vivida.

    .- Consecuencia3: la persona se define en función de su propia conciencia y de una identidad que él mismo posee. A partir de ese subjetivismo no es dificil llegar a la conclusión de que mi cuerpo me pertenece y con él puedo hacer lo que desee, hasta el punto de tener la libertad de definir mi propia orientación sexual independientemente de mi naturaleza.

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  3. Mª Jesús, estoy tan de acuerdo, que no puedo añadir nada más. Sólo darte las gracias por tener las ideas tan claras y saber explicarte tan bien.
    Un abrazo.

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  4. Mª Jesús, cito esta entrada en mi blog.
    Abrazos.

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  5. Maria Jesús el debate surgido en la entrada anterior es fantástico. Me he dedicado a leer los comentarios. Hay nivel, por otro lado, consecuencia lógica del nivel de tus entradas.
    De esta entrada me quedo con la última frase. No pueden usurparnos el derecho y el deber de educar a nuestros hijos. Me viene a la mente aquel libro:1984 de George Orwell.
    Un cordial salu2 a los comentaristas y un besazo fuerte para los chicos de León que se hacen de querer.
    Luisa

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  6. Magnífica entrada. Precisamente para poder educar en libertad es necesaria una ley de Educación que garantice la libertad de los padres para educar a sus hijos, que puedan elegir el colegio que consideren mejor para sus hijos, que no obligue a los colegios a impartir una educación impersonal.
    La ley de Educación debe obligar a los padres, de alguna manera, a educar a sus hijos, facilitando los medios adecuados. Debe facilitar que cualquier grupo de padres o profesores promocionen colegios, sin afán de lucro, para impartir la educación que mas les convenga; sin obligar que los colegios, para recibir la ayuda, que sean mixtos o defiendan una ideología determinada. Una ley de Educación muy distinta a la que nos quiere vender el actual ministerio.

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  7. Yo ya me he pronunciado en este debate.
    Te he enviado un email.
    Edurne.

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