jueves, 12 de febrero de 2009


Tibi se cor meum totum subiicit, quia te contémplans totum deficit.

No hablo de San Valentín. Es jueves y sigo saboreando el Adoro te devote verso a verso mientras hago la oración frente al Sagrario abierto.

A ti se somete mi corazón por completo; se rinde sin reservas al contemplarte.

San Tomás, al escribir estas palabras, sabía que el lenguaje de la guerra y el del amor coinciden, porque en todo amor que merezca este nombre hay una batalla; una victoria y una rendición. El enamorado descubre que para llegar a poseer a la persona que ama debe derrotarse a sí mismo y someterse sin condiciones. Amar es ser poseído por aquél a quien conquistamos; es desvivir y desvivirse; dar la vida.

Y cuando el amor tiene a Dios por término la derrota es total. El corazón entonces se convierte en templo del Todopoderoso y mucho más noble que el de Jerusalén. Jesús debe entrar como Señor y desalojar a latigazos a los mercaderes.

Yo sé que en mi corazón aún hay demasiados mercaderes. Todos tienen sus papeles en regla y sus buenas razones para no marcharse, pero ocupan un lugar que no es suyo. Mi casa, ay de mí, es todavía una cueva de ladrones.

Como todas las mañanas, dentro de pocos minutos voy a tomar en las manos a mi Dios. Lo acariciaré con la mirada; lo besaré con mis labios heridos y a veces putrefactos y volveré a pedirle perdón por recibirle en esta pocilga.

Y firmaré mi rendición una vez más, que será para siempre, para siempre, con su Gracia.
ENRIQUE MONASTERIO

9 comentarios:

  1. No tiene un buena opinión de si mismo.
    Seguro que no es para tanto.

    Saludos.

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  2. Amar es ser poseído por aquél a quien conquistamos...
    Me encanta esta frase.
    Es tan real...
    Besos

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  3. Yo tambien me quede con esa frase es preciosa y lo resume todo..

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  4. Estoy con Luisa en que cuanto mayor es el conocimiento de Dios mayor es la consciencia de la propia miseria. No es una cuestión de autoestima, sino de algo más transcendente.

    Saludos a toda la escalera de este inmueble.

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  5. Me ha fascinado este post María Jesús.

    En cuanto a lo de la humildad, yo ya estoy tan familiarizada con mis miserias que paso totalmente de ellas, se las he entregado al Señor.

    En la Comunión soy consciente de la grandeza de que mi Señor venga a mi casa y casi siempre está sin barrer, sin ventilar... a El no le importa: siempre me toma de la mano, me lleva hasta lo más profundo de mi alma y me acurruca entre sus Brazos.

    No cuento más porque temo que pueda parecer un alarde, pero es una alabanza a su Misericordia, a su Gracia, a su Belleza, a su Bondad. Yo no merezco nada de eso, ninguno lo merecemos, nos lo da porque quiere y completamente gratis. Sólo hay que desearlo.

    Está escrito que vendrá una época de supresión de la Eucaristía (en algunos países ya ocurre,como sabemos) así que gocémosla nosotros que la tenemos, las gracias que se derraman no tienen medida.


    Te adoro con devoción Dios escondido. Oculto VERDADERAMENTE bajo estas apariencias...

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  6. Me ha encantado leerte, come siempre tus palabras me traen fuerza y positividad!
    Un abrazo a mi amiga wonderwoman!!!!

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  7. hola espero que esten de maravilla..
    pàsaba a dejarles un abrazo...

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  8. D. Enrique lo que dejando ver con sus palabras es que se está acercando al conocimiento de la verdad. La verdad es humildad, decía Teresa de Avila.
    Ojalá algún día yo pueda conocerme realmente, sin escandalizarme de mí misma, entonces veré cuantísimo realmente me ama el Señor.
    Besos.

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  9. Amarás a Dios y al prójimo como a ti mismo. ¡Ay si cumpliésemos con estos dos mandamientos en los que se encierran los de la Santa Madre Iglesia! El mundo sería una balsa de aceite.
    Un beso.

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