Cuántas veces hemos tenido que hablar para rellenar
silencios incómodos con personas que no tenemos nada en común… Es en esos momentos cuando te das cuenta de lo
cómodo que estás con las personas con las que no necesitas hablar para pasar
un buen rato.
Muchas veces me he preguntado cómo es posible que Miguel (mi
hermano) y yo siendo tan diferentes podamos entendernos tan bien y discutir tan
poco estando tanto tiempo juntos. Después de descartar que la clave es mi
paciencia, me di cuenta que hemos sido capaces de aprovecharnos
de las gracias del otro sin ningún tipo de envidia, porque para mí no supone un
trauma tomar mi parte de las cosas que el les saca habilidosamente a mis padres. Y es que “Entre mi hermano y
yo lo sabemos todo”. Pero no por ello, estás eximido de responsabilidades,
todo lo contrario, tienes el doble porque ahora debes preocuparte de las
necesidades del otro, pero a la vez sacando partido a todas sus habilidades.
Es paradójico que la perfección sea algo único pero que
para conseguirla sea necesario el esfuerzo de varios y es que ya está
dicho:”donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de
ellos”: Podemos encontrar la máxima perfección: al mismisimo Dios, solo con estar (no es necesario articular palabra).
Y así el camino más largo se te hace corto cuando tienes buena compañía. ... Manuel Roa
Muy bonito, qué real, qué verdad...a mí me pasó esta tarde intentando buscar tema en mi cabeza con alguien que me encontré y terminamos hablando del tiempo...a veces el silencio dice mucho, o no es necesario hablar para entenderse.
ResponderEliminarEStoy totalmente de acuerdo contigo. Precisamente he escrito sobre eso... Un abrazo
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